Me mataste con el primer te quiero, con la primera mirada, con el primer beso.... No me arrepiento de haberte regalado mi corazón, a pesar de que ahora, esté hecho pedazos.
Lo mejor, es que con el tiempo cada uno de esos pedazos se irá poniendo en su lugar, recordando cada día,
la increíble manera en la que me hiciste sentir.
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