En ocasiones
pienso que nunca voy a seguir adelante con mi vida, ni tampoco voy a ser capaz
de salir de esa celda en la que me metiste. Porque dicen que el primer amor
marca para toda la puñetera vida, y no sé quién sería el idiota que dijo
eso, pero lo cierto es que sabía bien de lo que estaba hablando.
En ocasiones
me levanto de madrugada entre sollozos y me pregunto a mí misma como cojones lo
voy a hacer para salir de esta, cómo voy a ser capaz de dejar todo ese rencor
atrás y dónde van a quedar todas esas palabras que nunca te he dicho…
Pero
acto seguido recuerdo quién fuiste. Y es que tú fuiste quien yo más amé, y
yo la persona que seguía contigo a pesar de todo lo que se interponía, sin
importar qué era o con qué fuerza estaba ahí. Y es triste, pero es real.
Fuiste quien más me llenó,
quién más me llegó,
quién más me dolió,
quién
más rompió.
En
definitiva fuiste todos mis más, todos mis menos… Un día lo fuiste todo.
Y luché todos y cada uno de los días que estuve a tu lado para demostrarte que
de verdad pensaba que eras el puto amor de mi vida.
Y ahora me
encuentro aquí, debajo de esta manta con una soledad y un vacío incalculables.
Pero después de cuatro míseros años recordándome a mí misma lo mucho que has significado para mí ha llegado
la hora de dejarte atrás…