A veces me repito a mí misma que te echo de menos.
Otros días, el viento me sopla que eres tú quien me echa de menos a mí.
Otros días, sin embargo, me levanto de la cama con ganas de escuchar tu voz.
Y otros, por lo contrario, la almohada me agarra para que no escape.
Hay días que todo se hace cuesta arriba, porque te echo de menos,
porque te sigo queriendo, y otros, por lo contrario,
algo me dice que te tengo que dejar ir,
que nada es para siempre,
y que no soy yo quién pierde.
Querer a quien no te quiere.
Necesitar a quien no te necesita.
Echar de menos a quien te echa de más.