La noche es tan oscura…
Pero allá donde estés, te aseguro que allá sería capaz de ir.
Allá donde tus ojos ya no puedan alcanzarme, ni siquiera
verme. Apenas te diviso, en la oscuridad todo parece más fácil, más
llevadero, menos realista.
Y así, te encuentro, quizás ebrio, quizás ileso, quizás con dos
copas de más, quizás con uno más de tus juegos, quizás con una mente
cambiada y un futuro por delante.
Y de repente encuentro tus labios. Me humedezco los míos y por fin
encuentro aquello que tanto anhelaba.
Entre caricias y abrazos te susurro que te quiero, y por último, desaparezco de nuevo entre
la oscuridad, allá donde ya nadie
pueda encontrarme.
Ni siquiera tú.
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