No somos
realistas hasta que nos toca serlo, hasta que la realidad se nos planta delante
y nos obliga a confesar.
La realidad, a
veces nos ahoga.
La realidad no es otra que
no te puedes aferrar a un pasado que se va,
que ya no está,
que se ha disipado como si fuera humo.
Humo que entre los recuerdos de mi corazón,
se fue junto con tu aroma.
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