que todos los palos que la vida te ha dado te sirvan ahora
para mandar a la mierda todo aquello que te haga pensar más de la cuenta.
Que aquí, los límites los pone una misma, que ahí donde tú digas para, justo en ese momento, para. Y deja de doler. Y deja de sangrar.
Y de repente, vuelves a ser feliz.
Pero sólo de repente.
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