Allá cuando yo estaba cegada,
cuando
mis ojos no querían ver la verdad,
cuando mis oídos se tapaban para no oír lo que tenían que oír.
Cuando
mi cabeza negaba cuando
tenía que afirmar.
Allá cuando todo lo que me
decían era cierto y yo
negaba rotundamente, haciendo caso a mi pobre corazón.
Pero ahora es cuando ves las
cosas claras. Cuando estás fuera de la
situación. Y ahora es cuando te paras a pensar y piensas:
¿Por qué no me di cuenta antes?
¿Por qué no me di cuenta antes?
¿Por qué me llegué a replantear tantas cosas por una
persona que era incapaz de dar la más mínima cosa por mí?
¿De dar la cara por mí?
O sin exigir
demasiado…
De simplemente, quererme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario