¿Es que acaso uno no puede rendirse de vez en cuando?
¿Una persona no puede saber cuándo fue
suficiente?
¿Acaso no vale decir: “Esto me duele mucho”, y por tanto dejar de intentarlo?
Todos tenemos un límite, y a pesar de que muchas veces lo
sobrepasemos tanto que duele de manera incluso física no nos permitimos a
nosotros mismos ese tipo de fracaso y volvemos a intentarlo. Volvemos a caer en
nuestros mismos errores de la manera más inútil y estúpida en la que las cosas
pueden suceder. Y no caemos por error, caemos por desesperación, por miedo, por
rabia, por asco. Y sea cual sea la razón por la que tú caíste, párate a pensar
en la razón por la cual has llegado al punto en el que estás, en si realmente
merece la pena, y en lo mucho que tú mismo mereces la pena.
Párate a pensar,
recapacita,
y sobre todo,
quiérete por encima de todas las cosas.
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